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Durante la sesión asiática del miércoles por la mañana, el petróleo subió repentinamente un 1,5% gracias a las noticias procedentes de Oriente Medio. Las sospechas de un posible ataque de Israel a las instalaciones nucleares de Irán sacudieron de nuevo el mercado petrolero, obligando a los traders a revisar sus gráficos.
Según un informe de CNN, Israel se está preparando activamente para un posible ataque militar contra la infraestructura nuclear iraní. Aunque aún no se ha tomado una decisión oficial, "las probabilidades han aumentado drásticamente", al menos según la inteligencia estadounidense. Esta perspectiva generó preocupación inmediata en los mercados: un ataque no solo podría afectar a Irán, sino también "incendiar" toda la región, una fuente clave de suministro petrolero.
En ING se tomaron en serio las noticias: "Esta escalada puede impactar no solo a Irán, sino a una parte mucho más amplia del mapa petrolero".
A las 06:37 GMT, los futuros de Brent para julio alcanzaban los $66,26 por barril, mientras que el WTI subía hasta $62,72. Aunque estos precios están lejos de los máximos históricos, los analistas de Westpac ya se preguntan: "¿No será demasiado caro?". Su precio justo ronda los $60–65. Pero, ¿quién escucha a la razón cuando el mundo está al borde de un nuevo punto caliente?
La guinda del pastel geopolítico fue la estadística de API: las reservas internas de crudo en EE. UU. aumentaron inesperadamente en 2,5 millones de barriles (frente a una caída esperada de 1,9 millones). Sin embargo, las reservas de gasolina cayeron en 3,2 millones de barriles y las de destilados en 1,4 millones. Esto indica un endurecimiento del mercado de productos refinados, lo cual puede apoyar los precios.
Donald Trump vuelve al centro de atención. No quiere imponer nuevas sanciones contra Rusia por temor a que eso acerque a Moscú y Pekín.
El banco central chino, por su parte, decidió estimular ligeramente la economía con una bajada de tasas. Si este experimento resulta exitoso, la demanda de petróleo en China podría aumentar.
Por otro lado, las importaciones de crudo ruso a China cayeron un 12,9% en abril. Aun así, Rusia se mantuvo como el mayor proveedor, con un 17% del suministro mundial. Malasia y Arabia Saudita siguen justo detrás en este ranking.
Simultáneamente, la Unión Europea está preparando cuotas y bases jurídicas para eliminar completamente el gas ruso de su matriz energética hacia 2027. Para finales de 2025 ya planean congelar todos los contratos nuevos y de corto plazo. Aunque legalmente todo está aún en debate, la señal para el mercado energético es clara.
Según los expertos, para que esta cuota entre en vigor en toda la UE (se propondrá a mediados de junio), será necesario el apoyo de una mayoría cualificada de los gobiernos nacionales y del Parlamento Europeo.
El plan trazado por los líderes europeos podría cambiar, ya que las negociaciones aún no han terminado y en la comisión hay animadas discusiones. La unidad reguladora de la UE se mantiene firme en que no tiene sentido comentar públicamente el trabajo en curso. Una vez se tome una decisión, entonces comenzará la cobertura global del tema.
De acuerdo con su hoja de ruta en dos etapas, anunciada a principios de mayo, la Comisión Europea planea primero prohibir todos los contratos nuevos de petróleo ruso y terminar todos los actuales en el mercado spot (que representan un tercio del suministro de gas ruso a la UE) antes de que termine este año. Los contratos a largo plazo se eliminarán en los próximos dos años.
Reducir la dependencia energética de Moscú abrirá oportunidades para los proveedores estadounidenses de exportar más GNL a Europa, algo que el presidente Donald Trump ha promovido en repetidas ocasiones. En esencia, estas decisiones europeas les resultan beneficiosas.
Los futuros del gas natural están actualmente en zona de sobreventa técnica, pero no hay señales claras de rebote. La dinámica actual indica intentos de formar un giro, aunque por ahora no hay claridad. Con el verano a las puertas, el gas podría buscar un nuevo punto de apoyo.
Todos los acontecimientos mencionados —desde la creciente tensión en Oriente Medio hasta el inesperado aumento de reservas de crudo en EE. UU.— están generando una elevada volatilidad en los mercados de materias primas. Para los traders, esto significa una cosa: hay cada vez más oportunidades para obtener beneficios especulativos.
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