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Los futuros del crudo Brent vuelven a estar bajo presión: el precio no logró mantenerse por encima de la zona clave de $65,5 por barril y entró en una fase de descenso acelerado. Formalmente, el activo sigue dentro del rango de consolidación de $63,7–66, pero la estructura general indica predominio del impulso bajista, donde cualquier intento de crecimiento es sofocado por los vendedores.
El nuevo impulso a la baja lo dieron los informes sobre un posible tercer aumento consecutivo de las cuotas de producción por parte de la OPEP+. Arabia Saudita y Rusia, según Reuters, vuelven a sincronizarse en su estrategia de captación de cuota de mercado. El objetivo: desplazar a los productores de esquisto estadounidenses, cuyo coste de producción es significativamente más alto.
Para ello, como admiten los propios delegados de la OPEP+, es necesario mantener los precios en un corredor de $55–60, zona cercana al punto de equilibrio para muchas empresas de EE. UU.
El tono negativo se acentuó también con los nuevos datos de la EIA. Las reservas de petróleo en EE. UU. crecieron inesperadamente en 1,33 millones de barriles durante la semana. El principal impulsor fue el aumento de las importaciones, que alcanzaron un máximo de seis semanas. Al mismo tiempo, también crecieron las reservas de combustibles, lo que podría señalar una debilitación de la demanda de los consumidores, que no sigue el ritmo del aumento de la oferta.
Desde el frente geopolítico, la presión tampoco disminuye. La UE está impulsando la idea de reducir el tope de precios al petróleo ruso, mientras que Rusia intensifica su retórica sobre la defensa de la navegación en el mar Báltico.
India, por su parte, muestra un rumbo opuesto: se espera que en mayo las importaciones de crudo desde Rusia alcancen el máximo en 10 meses. En este contexto, Nueva Delhi anuncia inversiones masivas en su propia flota de petroleros: $10 mil millones hasta 2040.
Este es un mensaje directo: India no tiene intención de renunciar al crudo barato.
Análisis técnico del Brent
El Brent cayó por debajo de $65,5, lo que confirma la debilidad de los compradores. El rango actual de consolidación de $63,7–66 corre el riesgo de ser roto a la baja, especialmente si la presión de la OPEP+ se intensifica de cara a la reunión del 1 de junio.
Una ruptura de $63,7 abrirá el camino hacia $62,3 y posteriormente a $60. El RSI indica una disminución del impulso, los volúmenes de venta siguen siendo moderadamente altos – el mercado aún no ha entrado en pánico, pero el sentimiento se deteriora. Cualquier intento de recuperación será visto como una corrección dentro de una tendencia bajista, a menos que el precio vuelva por encima de $65,5.
Gas natural: el rebote se estanca
Los futuros del gas natural en EE. UU. se mantienen alrededor de $3,4/MMBtu. El soporte interno proviene de la disminución de la producción (a 103,9 mil millones de pies cúbicos por día frente a 105,8 mil millones en abril), causada por mantenimiento técnico de infraestructura, incluyendo el Permian Highway.
Además, los pronósticos para la próxima semana anticipan un aumento de la demanda debido al inicio de la temporada de verano. Un posible catalizador de crecimiento sería una ola de calor en junio, que históricamente incrementa el consumo.
Sin embargo, persiste la presión desde el lado de las exportaciones: los envíos de gas a las principales plantas de GNL cayeron a 15,1 mil millones de pies cúbicos por día, en comparación con 16,0 mil millones el mes anterior.
Las causas son trabajos en Cameron LNG, la planta de Cheniere en Corpus Christi, y fallos en Freeport LNG.
Desde el punto de vista técnico, el gas rebotó desde una zona de sobreventa, pero aún no consigue consolidarse por encima de $3,426. A nivel local se puede trazar una nueva resistencia descendente. Su ruptura sería una señal para un nuevo intento de alcanzar los $3,505 – el límite superior donde previamente ocurrió un rebote. El soporte permanece en $3,31.