La IA plantea retos climáticos, pero ofrece beneficios medioambientales aún mayores
Se están produciendo avances fascinantes en el ámbito climático. Los estrategas monetarios del Bank of America (BofA) han llamado la atención sobre el aumento de los costes relacionados con el clima asociados a la inteligencia artificial (IA). «Sin embargo, los beneficios quintuplicados en materia de sostenibilidad prometen alivio», añaden los expertos.
La creciente demanda energética de la IA está suscitando preocupación entre los especialistas debido a la posible duplicación de las emisiones de carbono para 2035. No obstante, los analistas del BofA sostienen que esta tecnología puede ayudar a optimizar el uso de la energía. Además, tiene la capacidad de compensar su importante huella de carbono. Sin duda, una revelación sorprendente.
Las estimaciones preliminares apuntan a que, durante la próxima década, la demanda mundial de electricidad de los centros de datos se triplicará. El motivo es el crecimiento explosivo y la aplicación de la inteligencia artificial. Se espera que esta cifra alcance los 1300 teravatios-hora, lo que equivale al consumo total de electricidad de Japón. Esto significa que, para 2035, el planeta podría registrar 300 millones de toneladas métricas de emisiones de dióxido de carbono, casi el doble del nivel actual.
Sin embargo, los analistas de BofA proponen utilizar esta tecnología como «remedio» para mejorar el clima. «La IA podría duplicar sus emisiones de CO₂ para 2035, pero reduciría cinco veces más mediante la optimización del uso de la energía y el refuerzo de la fiabilidad de la red», afirman los analistas. Al mismo tiempo, la ampliación de las aplicaciones de IA podría ayudar a ahorrar hasta 1500 millones de toneladas de dióxido de carbono a nivel mundial. «Aunque la IA acelera el consumo de energía, el potencial de beneficios climáticos es enorme si se aprovecha todo el potencial de la tecnología», subrayan los expertos.
Los resultados de los proyectos piloto muestran que los modelos basados en IA reducen el consumo energético de los edificios hasta en un 30 %, mejoran la inteligencia de los sistemas de climatización y reducen significativamente las emisiones del transporte marítimo mundial. Las proyecciones preliminares indican que, para 2026, la IA podría generar hasta $150 mil millones en ahorros anuales en el sector sanitario de EE. UU., principalmente mediante la mejora de la eficiencia del sistema.
Sin embargo, la IA no es ni una panacea para el cambio climático ni un nuevo contaminante industrial, señala BofA. «Es una herramienta cuya huella medioambiental final dependerá de la rapidez y la amplitud con que se implemente para abordar las ineficiencias del mundo real», afirman los analistas.
Al mismo tiempo, los inversores centrados en la transición climática deben tener en cuenta que las facturas de electricidad aumentarán con la adopción de la IA. No obstante, esta tecnología marca un nuevo capítulo en la historia climática mundial.
«Nos guste o no, la inteligencia artificial es una de las mayores revoluciones tecnológicas de la historia... pero también podría ser la solución a muchos de los retos a los que nos enfrentamos. Supone un cambio radical para la sostenibilidad, ya que transforma las industrias y se convierte en un catalizador para la acción climática, el progreso social y el crecimiento económico», afirmó BofA.